Pascua-Lama
Ejemplo vivo de la acción del imperialismo
El pasado 15 de febrero se formalizó
la aprobación del proyecto minero Pascua Lama, nada extraño,
si se toma nota de los años de preparación y confabulación
entre la empresa minera Barrick Gold y las autoridades nacionales de todo
nivel, preparando el camino para llevarse doce mil millones de dólares
en metales nobles y dejar en nuestro país un agujero de 400 hectáreas
junto a un cerro de basura mineral tóxica de 700 metros de altura.
En el año 1994, la empresa minera Nevada S.A. (filial
chilena de Barrick Gold Corp.) compró 10 hectáreas en Huasco
Alto con derecho a cordillera. Este pequeño terreno al poco tiempo
se transformó por arte de magia en 50.000 hectáreas llenas
de oro y otros metales nobles, despojadas en forma ilegal a los habitantes
de Huasco Alto y a otros medianos burgueses locales, como el empresario
minero Jorge Lopehandia: "Me los quitaron en forma fraudulenta y
luego iniciaron una persecución despiadada en mi contra. Me hicieron
la vida imposible, compraron a mi gente e incluso intervinieron mis teléfonos",
reclama.
Sería el hoy diputado por Vallenar, Jaime Mulet,
secretario general de la DC, quien adulteró los títulos
de dominio y, tras esperar los dos años que estipula la ley, los
vendió a la compañía minera.
En esos terrenos se ubica el mineral de Pascua, a 120 kilómetros
al sureste de Vallenar, enlazado con el mineral Lama, de la provincia
argentina de San Juan. Allí se levanta un gigantesco proyecto de
explotación de metales nobles, un proyecto que requiere de una
gran inversión y procesos altamente contaminantes.
Su dueña, Barrick Gold, la segunda empresa productora
de oro del mundo, ha dado ejemplos de cómo el imperialismo penetra
en cada una de las instituciones del Estado, hace aflorar el carácter
vacilante de la mediana burguesía e incluso es capaz de engatusar
a los sectores populares para lograr condiciones legales flexibles en
lo económico y mediambiental. Su fin es asegurar a cualquier costo
las mayores utilidades en sus empresas, que en el caso de Barrick, significa
utilizar a los gobiernos nacionales y sus redes de influencia (como el
ex presidente George Bush, asesor de la compañía minera),
para legislar a su favor, y enormes cantidades de dinero para comprar
voluntades.
Los administradores del Estado al servicio de la Barrick
Gold
En el año 2001, Eduardo Frei y Carlos Menem firmaron
el Tratado de Cooperación Minera entre Chile y Argentina, ya aprobado
por el Congreso chileno desde 1997 con votos de la Concertación.
Este tratado, cuya redacción se encargó a los propios asesores
y abogados de Barrick Gold, se hizo a la medida de sus intereses, cuestión
imprescindible para la empresa, dado que buena parte del proceso de extracción
se hará en territorio argentino.
El tejido de influencias y corrupción que caracteriza
al viejo Estado y a la gran burguesía es tendido por los mismos
congresistas que se oponen al royalty minero, y que en 1990 promulgaron
la ley 18.985, que aumentó el IVA pero que, en la práctica,
liberó de impuesto a la renta a las empresas extranjeras.
El economista Orlando Caputo relata. "producto a la
renuncia de nuestra soberanía sobre el recurso cobre es que durante
el período de 1996 al 2000, los chilenos hemos podido ser despojados
'limpiamente' de una cifra no inferior a 6.287 millones de dólares".
El impacto ambiental
Pero al mismo tiempo que los administradores del Estado
acomodan las leyes a beneficio de las empresas imperialistas, las instituciones
a cargo de la protección ambiental guardan las apariencias mediante
objeciones y amenazas de multas en caso que se transgreda la precaria
legislación ambiental al respecto.
En
el 2001, Barrick presenta el primer estudio de impacto ambiental donde
se conocen las proporciones del proyecto minero: la mina presenta reservas
por 20 millones de onzas de oro (una de las más grandes del mundo),
635 millones de onzas de plata y 250 mil toneladas de cobre. El total
representa una riqueza estimada en 12 mil millones de dólares.
Para extraer el mineral se plantea una extracción a rajo abierto
en una zona de 400 hectáreas, bajo tres glaciares que irrigan el
valle del Huasco durante los años de sequía. Cabe mencionar
que en este primer estudio la empresa "olvidó" mencionar
la existencia de tales glaciares, pese a lo cual su estudio fue aprobado,
quedando la empresa encargada de presentar un "Plan de manejo de
glaciares".
Al conocerse la magnitud del peligro ambiental, la comunidad
del Huasco comienza una intrincada historia de ires y venires en apoyo
y rechazo al proyecto.
La calidad de las aguas y la economía agrícola
de la zona del Huasco quedan en inminente peligro con la implementación
del proyecto, por lo cual en noviembre de 2004 las comunidades del Valle
del Huasco, las asociaciones de agricultores, ciertas comunidades cristianas
de base y grupos ambientalistas declaran su rotundo rechazo al proyecto.
Los intereses de clase de cada uno de estos grupos, a lo
largo del tiempo, irían sin embargo modificando sus posiciones.
La burguesía local se hace protagonista
El principal argumento para el rechazo al proyecto Pascua
Lama ha sido el daño ambiental que la extracción provocará
en la zona. Toneladas de cianuro, arsénico y otros minerales tóxicos,
el polvo en suspensión y la destrucción de los reservorios
de agua dulce han sido la base de las campañas en contra del proyecto.
Pero tal como lo han demostrado los acontecimientos, sin atacar al imperialismo
y sus cómplices nacionales no es posible proteger los intereses
del pueblo.
Las organizaciones ambientalistas, sin presencia ni arraigo en la zona,
centran su posición en el daño medioambiental que sufrirá
el Valle del Huasco y se enredan infructuosamente en discusiones científicas
con la empresa y las autoridades locales. Las organizaciones de masas
que espontáneamente se han creado en rechazo al proyecto minero
se componen de grupos tan disímiles que la discusión interna
y la toma de decisiones se torna difícil, quedando estancadas las
iniciativas de protesta más avanzadas (como la toma de caminos
y puentes). Han sido las organizaciones cristianas de base de las poblaciones
de Vallenar y otros pueblos del interior los más decididos en vincular
a las masas populares en el rechazo a la minera, aprovechando para ello
incluso algunas festividades religiosas tradicionales.
Sin embargo, las masas de pobladores y campesinos se mantienen
distantes de estas agrupaciones, ilusionados con las promesas de empleo
y desarrollo que la empresa ha sembrado en la zona.
Ante este inorgánico frente de protesta, los medianos
y grandes propietarios de la zona han sabido defender sus intereses de
clase y sacando todo el provecho posible de la situación. La Agrupación
de Regantes, compuesta por los propietarios de suelos agrícolas
que cuentan con derechos de agua, inició su protagónica
acción con una unánime oposición al proyecto minero.
Pero a poco andar, las diferencias de intereses empezaron a hacerse notar.
La Agrupación de Regantes es una instancia de asamblea,
pero en la cual el poder de voto de sus integrantes depende del número
de acciones de agua que posean, quedando las decisiones, en la práctica,
en manos de los grandes conglomerados familiares dedicados a la agricultura
(como los Bou, Perelló, entre otros).
La Agrupación de Regantes adquiere un carácter
protagónico al entablar discusiones con las autoridades locales
y con la empresa, para lo cual contrata también equipos asesores
que evaluaron el daño que la empresa provocará a la agricultura
local, concluyendo que "la minería y la agricultura son incompatibles".
Tras esto, la empresa llama a la directiva de la Agrupación
de Regantes a entablar conversaciones a espaldas de la asamblea. El resultado
de tales conversaciones es un aprovechamiento de las dificultades geográficas
y la desinformación de una mayoría de pequeños agricultores
para la convocatoria a una asamblea extraordinaria en el cual se votaría
un Protocolo de Acuerdo con la empresa minera.
Así, el 30 de junio de 2005 la directiva de la Agrupación
de Regantes, junto con una mayoría de grandes productores acuerda
la transferencia de 60 millones de dólares en un plazo de 20 años,
pagaderos tras la aprobación del estudio de impacto ambiental,
a fin de compensar los principales impactos y efectos adversos, directos
e indirectos, que pudiera sufrir la agricultura de la zona.
Los 60 millones de dólares no serán destinados
a obras públicas, sino a proyectos de desarrollo que benefician
principalmente a los grandes productores locales.
La
venta de ilusiones
Todos estos juegos de poder se acompañan de una
campaña de venta de ilusiones a la población para aislar
a los grupos de protesta. La empresa se cuida de mantener las esperanzas
en la empobrecida población por medio de asistentes sociales que
recorren los sectores rurales explicando los beneficios que traerá
la empresa, implementando talleres de capacitación y entretención
para la población, entregando dinero a escuelas, consultorios y
clubes deportivos. Con todo esto desprestigia a quienes le son críticos
y genera animadversión de la población contra ellos, aún
reconociendo que los 1400 empleos que la empresa promete crear en la zona
sólo tienen alcance durante el período de construcción
de las instalaciones mineras y caminos de acceso, más no durante
los 20 años de extracción de minerales.
Lo cierto es que en el Valle del Huasco no habrá
desarrollo con Pascua Lama, no habrá progreso. Al contrario, el
pueblo chileno tendrá que pagar con su trabajo los esfuerzos por
recuperar el valle. Además profundizará el proceso de dislocamiento
en la economía local.
¡Contra el imperialismo!
Todas las leyes y tratados comerciales hechos a la medida
del imperialismo, la corrupción de las autoridades y los millones
de dólares que las multinacionales están dispuestas a invertir
en sus proyectos hacen infructuosos los esfuerzos de las espontáneas
organizaciones populares que se alzan por defender sus intereses.
Incluso las burguesías nacionales desesperan ante
este poder y lanzan sus consignas: "mejor que la riqueza se quede
en manos de algún chileno y no del extranjero".
Pero el pueblo tiene armas magníficas que debe desarrollar:
conciencia de clase y organización revolucionaria.
La fracasada campaña contra Pascua-Lama entrega lecciones indiscutibles:
No es posible combatir al imperialismo y la gran burguesía utilizando
las leyes que ellos mismos crean para su beneficio; es necesario desbordar
la legalidad. No es posible sumar a grandes masas populares a esta lucha
sino a través de una gran organización proletaria; un partido
revolucionario de masas.-
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