Gobierno
de Bachelet:
anti-obrero y pro-patronal
Muchas señales indican que el recién iniciado
gobierno de Michele Bachelet va a ser un gobierno aún más
anti-popular y anti-obrero que los anteriores gobiernos de la Concertación.
Y un buen ejemplo de ello se encuentra en su Programa de Gobierno, donde
una de las tareas centrales se relaciona con la generación de un
"Nuevo Pacto Social", cuyo fondo apunta hacia la conciliación
de clases.
Frenar el desarrollo del desborde popular, acallar la creciente
protesta popular, dislocar permanentemente cualquier intento de articulación
entre distintos sectores del pueblo y evitar a toda costa el desarrollo
de un movimiento obrero combativo y a la cabeza del campo popular serán
los objetivos ocultos de este Nuevo Pacto.
Ya lo decía el gran revolucionario ruso Vladimir
Lenin: "La democracia burguesa, que constituye un gran progreso histórico
en comparación con el medievo, sigue siendo siempre -y no puede
dejar de serlo bajo el capitalismo- estrecha, amputada, falsa, hipócrita,
paraíso para los ricos y trampa y engaño para los explotados,
para los pobres."
Si bien es cierto, que todos los gobiernos de la concertación
han hecho esfuerzos por frenar la avanzada de protesta popular, para el
gobierno de Bachelet estos esfuezos se convierten en tarea central.
Cualquier proletario se da cuenta que Luksic, Angelini
o Matte lo explotan, no hay posibilidad de abuenarse con ellos pues existen
intereses opuestos. Sin embargo, mediante la elección de un nuevo
gobierno se intenta hacer creer que frente a las urnas electorales todos
somos iguales. Incluso nos dicen que cuidar la democracia es tarea e interés
de todos los chilenos.
Pero insistimos, este nuevo gobierno tiene una clara impronta
anti-obrera. Ya se ha cuadrado con la flexibilidad laboral y no existe
ninguna medida seria en cuanto a restringir la subcontratación.
Se quiere promover un Acuerdo Nacional para flexibilizar el trabajo de
mujeres y jóvenes, para desatar la superexplotación entre
dichos sectores de masas.
El Nuevo Pacto de Bachelet plantea que "las relaciones
laborales deben estar basadas en la reciprocidad y la cooperación,
pues las dos partes son socios en el desarrollo de la empresa y en el
progreso de los trabajadores", más adelante indica que promoveran
"el desarrollo de un sindicalismo fuerte y moderno como elemento
central de las relaciones laborales".
Esto es el Pacto Social Para el Desarrollo, para lo cual
necesitan del apoyo de la CUT para mantener el sometimiento de la clase
obrera y garantizar orden y estabilidad para la inversión de los
grandes monopolios. La oferta consiste que de aquí a veinte años
más "tal vez" podamos vivir en un país desarrollado.
Mientras tanto, tenemos que sacrificarnos "todos".
Por lo visto, este Nuevo Pacto Social busca mantener el
modelo de superexplotación, con algún grado de compensación
social de manera tal de poder apaciguar el actual repunte en la lucha
de clases. Es por ello también que este nuevo gobierno debe aplicar
modalidades fascistas e incluso corporativizar las centrales sindicales
(con la evidente colaboración de la aristocracia obrera encabezada
por el vende-obrero Arturo Martínez).
También se ha creado una comisión que estudiará
la forma de realizar una reforma al sistema previsional. Sin embargo,
a esta comisión fue convocado hasta un ex ministro de hacienda
de Pinochet (que también forma parte del directorio de AFP Habitat).
Conclusión: no existe ninguna garantía cierta que esta reforma
favorezca a la clase obrera y al conjunto del pueblo trabajador. Lo más
seguro es que terminará perjudicando a otras capas de trabajadores
no proletarios, y difícilmente se tocaran los intereses de los
grandes grupos monopólicos nacionales o extranjeros.
Frente a un gobierno burgués, no importa si es una
mujer o un hombre quien presida. La composición de este gobierno,
desde el punto de vista de clase, no augura nada bueno para el pueblo.
Ya ha quedado en evidencia la actitud del gobierno frente
a la represión de las movilizaciones de los sin casa, que el Ministro
del Interior, Andrés Zaldivar, calificó como "prudente,
eficiente y oportuna". Se insiste en criminalizar la lucha de las
masas obreras y populares.
La transformación radical de esta situación
desfavorable para el pueblo no pasa por el cambio de tal o cual gobierno.
Sin la destrucción total del estado, de la dictadura de la gran
burguesía pro-imperialista, nada puede cambiar para la clase y
el pueblo.
Los comunistas tenemos ante nosotros la tarea de persistir ante las masas
populares en el esclarecimiento y denuncia del carácter de clase
de este nuevo gobierno y la naturaleza corporativizante del Estado burgués.
Esta tarea debe ser desarrollada con paciencia y persuasión pero
no al margen de la lucha de clases, no sin dar la lucha permanente contra
el oportunismo y el revisionismo.
Contra el Nuevo Pacto Social
¡¡Viva la protesta obrera y popular!!
U.
R. C. (M - L - M)
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