Cuando el proletariado marcha
¡La burguesía tiembla!

El imperialismo yanqui: ¡Tigre de Papel!

La situación internacional muestra la desesperación del imperialismo yanqui. Este coloso con pies de barro, se ha vuelto cada vez más opresivo en la última década, iniciando al menos dos intervenciones militares directas y masivas en Afganistán e Irak, mientras ahora prepara otra contra Irán. En América Latina sin necesidad de intervenir con sus propias fuerzas armadas, se ha servido –también en el pasado reciente– de las obsecuentes clases dominantes locales para ejercer su dominio y control político, económico, cultural y militar sobre el subcontinente. En la situación económica estadounidense se avizora una crisis de proporciones. Mantener la hegemonía a nivel mundial es parte de sus políticas fundamentales como una forma de paliar los efectos de una crisis. Indudablemente ésta, así como su gran déficit fiscal, recaerán sobre las espaldas de las naciones oprimidas latinoamericanas, semicolonias yanquis. Esto explica su creciente agresividad, manifestada en la militarización de la situación mundial e incluso en el que el Estado imperialista ha demandado una mayor concentración de autoridad y poder en manos del gobierno para actuar con más libertad contra sus enemigos: los pueblos del mundo.

Sin embargo, producto de la implacable resistencia armada del pueblo iraquí, el imperialismo yanqui está en un atolladero en Irak y cada vez más también en Afganistán, confirmando la genial tesis del presidente Mao de que ¡el imperialismo y todos los reaccionarios son tigres de papel! Al mismo tiempo, en su frente interno la oposición al gobierno de Bush, además de la del Partido Demócrata, ha crecido entre sus propias filas (respecto de estas contradicciones no cabe hacerse ninguna ilusión, son meras querellas entre facciones de las clases dominantes estadounidenses, igualmente reaccionarias ambas; otra cosa es el gran descontento que viene en aumento en parte importante del pueblo norteamericano que se han movilizado contra la guerra de rapiña el 2003, y, en la considerable masa de migrantes que han marchado contra la discriminación laboral y social).

El capitalismo burocrático en nuestro país: comienza a entrar en una fase crítica

Chile, con un capitalismo sojuzgado, dependiente, sometido, en una palabra burocrático, se caracteriza por que su desarrollo está aún atado a resabios precapitalistas y además es el tipo de capitalismo que el imperialismo permite que se desenvuelva en nuestro país. Somos una nación oprimida principalmente por el imperialismo yanqui y semicolonia de éste mismo, por lo tanto se deben implementar las políticas que le son impuestas desde fuera. Pero el imperialismo actúa a través un servil contingente de lacayos, esto es lo que ha venido haciendo obedientemente el Estado burgués-terrateniente chileno y sus distintos gobiernos. Aplicar dichas políticas implica mantener la austeridad fiscal, conservar los equilibrios macroeconómicos, tener un bajo gasto social y un adecuado clima político para la inversión (estabilidad social), etc. Estas cuestiones forman parte a su vez de las tareas generales de la contrarrevolución en nuestro país, las que se han venido delineando con mayor precisión en la medida que la situación revolucionaria ha entrado en un proceso de desarrollo. Reprimir y terminar con la justa protesta popular forma parte de dichas tareas; crear mejores condiciones para el cada vez más caduco capitalismo burocrático, es otra.

La lucha de los obreros forestales contra Angelini, la lucha de los obreros subcontratados del cobre contra altos funcionarios del gobierno, es una lucha contra el capital monopolista particular y estatal. Esta burguesía monopolista, tal como señalábamos, es una estrecha aliada del imperialismo yanqui, es una clase servil a las políticas que el imperialismo exige se apliquen en nuestro país, y para la cual no son aplicables las políticas de “austeridad”. Es por ello que la lucha obrera y la lucha del pueblo en general debe dirigirse contra éste, uno de sus principales enemigos, pero también contra los principales aliados que tiene en suelo chileno, el capital monopolista estatal y particular (la gran burguesía) vinculados por cientos de hilos a los grandes propietarios terratenientes. Este puñado de opresores y superexplotadores, impiden el desarrollo de las fuerzas productivas nacionales: impiden el florecimiento de la técnica y de la cultura, frenan el desarrollo de los niños y jóvenes populares frustrando, generación tras generación, sus sueños.

La protesta popular y las alzas

Las luchas libradas por las masas durante el primer semestre han puesto de relevancia al menos dos cosas: 1° la combatividad del proletariado, 2° la confirmación del auge en la lucha de masas que se viene experimentando en estos últimos años.

El proletariado forestal, los obreros de la minería, le han perdido el miedo al orden legal y con contundentes golpes han hecho estremecerse a la gran burguesía. Esto viene confirmando que cuando la clase marcha por las calles los explotadores se aterrorizan.

El nuevo auge en la lucha de masas ha provocado dos respuestas de parte del Estado burgués-terrateniente (representante de los principales enemigos del pueblo chileno), por un lado la represión, contención y dilación de las luchas del pueblo, para lo cual, además de las fuerzas policiales, se ha servido de una nutrida capa de agentes enquistados en el seno mismo de las masas; por otro lado, ha provocado una seguidilla de alzas que han mermado, sólo en este año, hasta en un tercio el poder de compra de las masas obreras y populares precarizando aún más sus vidas. La inflación, pérdida de valor del dinero, y el alza en los precios de los productos y servicios básicos, es la respuesta general de los grandes explotadores en contra de los trabajadores para poder arrancarles más plusvalía.

Esta situación no es un hecho económico aislado, forma parte constitutiva de las tareas del estado para insuflar el cada vez más crítico capitalismo burocrático. En este sentido las luchas de los trabajadores por mejoras económicas, al igual que las otras luchas populares, a pesar de su combatividad, no apuntan a lo esencial, y las mejoras parciales obtenidas en tal o cual batalla pronto, entre otras cosas, son devoradas por las alzas cual monstruo invisible. Por lo tanto se vuelve imprescindible romper el círculo vicioso de las luchas meramente económicas. Esto se logra luchando por la destrucción del sistema de explotación, conquistando una Nueva Democracia, expulsando el imperialismo, demoliendo el Estado burgués-terrateniente, y estableciendo la dictadura de las clases revolucionarias sobre sus enemigos, esto debe ser lo esencial, el contenido político esencial de la lucha revolucionaria de las masas. Sin esto, repetimos, las alzas, la inflación, el empleo precario, la superexplotación, el abuso y atropello policial serán imparables.

La crítica situación mundial ha vuelto más necesaria que nunca la revolución proletaria, manifestación de esto es la recuperación del recodo sufrido por la guerra popular en el Perú, dirigida por el glorioso y heroico Partido Comunista; el ascenso de la guerra popular en la India; las luchas armadas nacionales en distintos países, sin duda han repercutido y lo harán más en nuestro país. La clase obrera y el pueblo, bajo estas condiciones objetivas, constituyen un fértil campo para la propaganda de su ideología científica, el marxismo-leninismo-maoísmo. Los revolucionarios comunistas debemos necesariamente unir hasta formar un sólo puño el movimiento obrero y popular y el movimiento marxista-leninista-maoísta. Esto es lo único que garantizará el triunfo sobre los enemigos de clase.

¡¡Honor y gloria a los héroes del proletariado!!
¡¡El Imperialismo yanqui y todos los reaccionarios son tigres de papel!!
¡¡Desarrollemos la protesta popular!!

  U. R. C. (M - L - M)